16 de noviembre de 2009

Esclavitud

He tratado de que mis palabras se coordinen con mis sensaciones pero no he logrado conseguirlo.

Durante las últimas semanas miles de emociones han invadido cada segundo de mis días, y mis letras, antes suaves y adecuadas, ahora las siento toscas e insuficientes.

Todo es igual y sin embargo tan distinto…

Su equilibrio es mi seguridad, Su manera de mantener en perfecta armonía mis necesidades y mis deseos me hacen verme de manera distinta… Su mano es tan fuerte y tan suave…

Soy otra... Con la misma historia y la misma fuente... Pero otra en mi caminar y mi vivir.

Es por El… es Su presencia la que me ha desnudado de una forma tan íntima, son Sus palabras las que han guiado mi entrega y ahora la orientan, es Su placer el que me ha poseído, es Su aliento el que ahora me arropa…

Son tantas las cosas que siento que podría llenar este blog con un montón de entradas y no lograrían reflejar mi felicidad, mi compromiso, mi entrega, mi paz.

No hay una palabra, ni una imagen, no consigo una canción, ni un poema… nada…

Juego con las letras del abecedario de todas las maneras, busco intensamente en los diccionarios, le pregunto a los poetas, a los niños y a los locos… pero todos me miran en silencio…

Y siento que me atrapan las palabras que no dicen nada, pero que cuando las pienso y me pienso en El, se reinventan y me hago libre…

Así, entiendo que Amor, paciencia, entrega, perseverancia, lucha, pasión, deseo, lujuria, obediencia, sinceridad, confianza y compromiso tienen un sentido distinto cuando salen como un grito de mi alma a intentar ser una ofrenda para El.

Una ofrenda que se conjuga en mi ser… y una palabra renaciendo de las cenizas del tabú y la condena, del desprecio y el odio

Esclavitud… mi ofrenda…

Desde niña me enseñaron a tenerle miedo a esa palabra… símbolo de la represión y el sufrimiento, yo debía buscar una libertad que no encontraba.

Un día descubrí que me sentía libre cuando me entregaba y comencé a luchar por comprenderme.

Esclavitud… el miedo me embargaba, mi piel se estremecía ante el dolor… ante las imágenes de la indefensa esclava azotada hasta la sangre por un Amo cruel y salvaje… carente de sentimientos y emociones.

La Sumisión es una decisión, la Esclavitud sonaba como algo impuesto y doloroso. Lleno de frustraciones y cadenas.

Camino (debo decir caminaba?) por la sumisión… con la comodidad de saber que estaba dentro de mis propios limites de seguridad… Aun así, mi libertad seguía siendo esquiva y dolorosamente lejana. Una y otra vez incompleta…

Buscaba mi libertad en una entrega que era demasiada para ellos y aun insuficiente para mi…

Esclavitud? No es acaso comparable a los votos de obediencia, pobreza y castidad que hacen millones de religiosas en el mundo para dedicarse a servir a un Dios invisible y la mayoría de las veces incomprensible… demasiado silencioso, lleno de rituales y doctrinas que escapan de la ciencia y se sostienen por la fe y el amor?

Esclavitud… ya no sonaba tan aterradora… esa ofrenda ya no parecía irreal…

Poco a poco esa palabra se desvistió... Dejando de lado su pasado oscuro y su condena, para comenzar a rozarme dulcemente...

Desnuda ante mi, la esclavitud me mostró un rostro que no se enseña en las escuelas, que no aparece en los cuentos de hadas y con el que no soñamos cuando somos adolescentes.

Pero su rostro era sincero y puro, era real. Despojado de crueldad inhumana, estaba lleno de un compromiso de crecimiento mutuo, lleno de confianza, de un dolor que redime y no encadena, de azotes que marcan la piel y acarician el alma.

No, no disfrazo la esclavitud… Es un camino espinoso, lleno de renuncia, obediencia, confianza… Lleno de un Amor que no es rosado es un amor vino tinto, concentrado e intenso… Pero que ofrece la libertad de una entrega que va mas allá de una decisión.

No desperté un día y dije “quiero ser esclava”, pero si desperté muchos días sintiendo que mi sumisión no era suficiente, sintiéndome mal cada vez que descubría que un Amo se alejaba porque yo no ponía limites a mi entrega y olvidaban que mi libertad era el collar que llevaba mi alma con su nombre.

Las cosas han cambiado… y toda mi vida se ha salpicado de ellas.

La esclavitud ya no es un temor… es un horizonte, es una meta… que no construiremos con bases de nieve, quiero que soporten los mas duros calores, y las tormentas mas difíciles… porque se que vendrán.

En nuestro mundo la esclavitud es nuestro cielo, El es mi credo y yo la mujer entregada que se educa y aprende para un día, a sus pies, hacer los votos perpetuos de obediencia, entrega y servicio…

Su mano es mi guía, mi apoyo y mi castigo…

Y mi libertad bate ahora sus alas en la esclavitud de nuestro cielo…

Poco a poco… paso a paso… pero buscando ser aun mas Suya en cuerpo, mente y alma…

2 comentarios:

mey dijo...

En un tiempo no muy lejano pensaba asi, pero ni las mas terribles cosas que he vivido me alejan de este pensamiento... Solo puedo decir que el dia en k pierda este sentir dejare de ser lo que un dia fui....

Es cierto jamas fuimos tan libres desde que Sus manos nos guian... una realidad que desborda de nuestra piel... una relaidad que pocas han sentido y vivido y q solo las privilegiadas las pueden expresar en letras... Felicitaciones a ti por tan linda entrega y felicitaciones a tu Amo por ser como es... mis respetos para El.

Don't leave me dijo...

Do you believe in your instincts.
Most times I'll right.
First to love for you.

"Don't"

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