19 de octubre de 2011

Confianza



Aunque soy sumisa, todo el tiempo fui dueña de mi vida, no dependía de mis padres, no dependía de mis Amos, de nadie, al contrario, otros dependían de mí… Eso me daba la seguridad de saber que todo iba a estar bien, porque yo misma me encargaría de ello.
Y no es solo por lo económico, yo era la encargada de mediar los problemas de mi familia, de aconsejar a mis hermanos, de ayudar con las tareas a mis sobrinas, de traer a la tierra a mis amigas soñadoras y de dejar que soñaran cuando valía la pena volar. Estaba para todos… y controlaba cada espacio de mi mundo.
Las cosas han cambiado… Por estos meses me he descubierto vulnerable al depender de mi Dueño, en un país nuevo, en una ciudad desconocida, sin amigos, sin empleo… Comienzo a sentir la fuerza con la que El sujeta mi vida… descubro que El se ha convertido en mi mundo… y me asusta.
Me asusta porque si lo pierdo a Él, lo pierdo todo… y esta vez no estoy segura que las cosas vayan a estar bien… no si El me falta…
“Por qué no eres valiente y confías?”
Es la frase que escuché hace muchos años cuando comenzaba en este mundo y estos días ha estado dando vueltas en mi cabeza…
Es fácil ser sumisa cuando no lo entregas todo, cuando guardas para ti aquello que está en lo profundo de tu alma, cuando te aseguras que aunque el otro esté cerca, no lo esté tanto como para dañarte.
Pero cuando te desnudas por completo, cuando no hay secretos, cuando eres absolutamente transparente, también te conviertes en alguien frágil y vulnerable… porque El puede quebrarte de solo apretar un poco, porque tú le has dado el poder para hacerlo… Es entonces cuando descubres que entregarte a alguien va más allá de los azotes, va más allá del placer o de las fantasías… Y es cuando valoras esta vida como un camino de aprendizaje constante, donde vas descubriéndote y aprendiendo un poco mas de ti mismo.
Creí que había sido valiente y que había confiado lo suficiente cuando decidí venirme a Chile… La verdad? Ahora es cuando más necesito ser valiente y confiar…
Ser valiente para seguir adelante, sin miedo a descubrir cosas en mí que no me gusten.
Ser valiente para entregarme sin horarios ni sesiones programadas.
Ser valiente para llegar hasta mis límites y quizás un poco más allá de ellos
Ser valiente para verme desnuda, frágil, vulnerable, entregada y aun así confiar
Confiar en sus manos que me cubren sin quebrarme,
Confiar en sus brazos que me arropan sin ahogarme,
Confiar en sus palabras que vienen acompañadas de hechos concretos,
Confiar en la confianza que El ha puesto en mí,
Confiar en la fuerza de nuestro compromiso,
Confiar en nosotros…
Sé que no soy perfecta… pero soy muy afortunada… Bendita soy porque El, absolutamente maravilloso, decidió hacer su vida conmigo… y aunque suba y baje en mi montaña rusa personal sé que tengo mucho para darle y sé que mi vida entera la ofrendaría para hacerle feliz…
Ahora cuando pienso en ser valiente y confiar… sonrío y descubro que cada día es una oportunidad para llegar más allá de las palabras…

Un abrazo a todos

3 de octubre de 2011

Hoy


Cómo me hace falta una amiga....
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