24 de mayo de 2010

Rescatemos la Humildad




Tengo poca experiencia real en lo que a relaciones BDSM se refiere y reconozco que me muevo poco por el mundo de los foros… Realmente me siento un poco más cómoda cuando escribo para mí, en mi blog, algo un poco más personal.
La razón principal es que no me gusta ser juzgada y lamentablemente aun dentro del BDSM esa parece ser una plaga extendiéndose silenciosa y peligrosamente.
Somos seres humanos y eso significa que erraremos en nuestro caminar más de una vez… TODOS lo hemos hecho y seguiremos haciéndolo, también es cierto que por nuestra propia naturaleza nos agruparemos con aquellas personas que mas nos identifiquen (un gran ejemplo es esta comunidad de Facebook) y es mas natural aun que evaluemos las experiencias de otras personas, creándonos una opinión personal de acuerdo a los conocimientos que tengamos de dicha situación. Todas esas cosas son naturales y no las cambiaremos en la búsqueda de un mundo ideal, pues es la diversidad la que nos permite crecer.
Mucho se ha hablado de los “amitos” o las “sumisitas” que pululan en la red y que nos han hecho perder el tiempo me atrevería a decir que a todos. Pero con preocupación veo que últimamente el problema radica también en Amos y sumisas con experiencia, reales, que han leído mucho del tema, que tienen su historia, que han crecido en ella, que han aprendido y conocen bien de sensaciones, de entrega, de esa pasión ciega que todos buscamos sentir. Y que inexplicablemente se han creado un trono desde el cual juzgan a aquellos que un poco mas abajo comienzan un camino, dan sus primeros pasos, tropiezan.
Con cuanta decepción he tenido que sentir que varias de esas grandes personas que leía en algún blog o de las que tenia tan buenas referencias, se dirigen hacia mi con prepotencia, olvidando la cortesía, sin responder un saludo, sino preguntando directamente qué busco, respondiendo a mis preguntas con el fastidio de lo absurdo o cortantes y distantes, como quien no debería involucrarse con “una persona como yo”…
Sumisas que ponen en duda mi camino cuando digo que para mí es un límite aceptar un tercero en la relación, o que se quedan en silencio sin responder mis saludos, muy ocupadas siempre para conversar.
Amos que participan activamente en foros, en face, que comparten opiniones y me eliminan de su MSN porque no accedo a desnudarme u ofrecerles sumisión sino que digo “seamos amigos”.
No, esa actitud no me hace sentir mas sumisa… ni considero que le otorgue a ellos mas poder, por el contrario me frena y decepciona y me hace considerar si verdaderamente vale la pena seguir intentando conocer personas.
Y cuánto daño terminan haciéndole los “grandes sabios” al BDSM a los que iniciamos con un montón de dudas y preguntas, Sí, ahora todos dirán que “no hay sabios en el BDSM” que aquí todos estamos “para aprender” pero la verdad es que me gustaría que fuesen los hechos los que le dieran vida a esas frases. Y no mi propia esperanza.
Si, lo se, soy la persona menos indicada para hablar de estas cosas, pues mi propio camino se ha visto lleno de tantos inicios y finales que un gran numero de Amos y sumisas me consideran una poco seria en el caso de que tenga la fortuna de que aun me consideren sumisa, sin embargo, soy conciente de mis propio deseos y necesidades y estos siguen diciéndome que aunque mi camino haya sido distinto, con mas pausas o avance mas lento, yo soy una mujer sumisa.
No quiero con esto crear un debate interminable de opiniones vacías…. Es solo una invitación a que todos pensemos un poco… Quizás al cruzar alguna esquina dejamos olvidada la humildad y nos haría bien recuperarla, aunque para eso debamos volver sobre nuestros pasos, cosa que no siempre es errónea.
A los Amos pues solo decirles que por encima del rol está su propia imperfección, su humanidad y que no es necesario esconderla para hacerse más fuertes. Reconocer los errores y corregirlos, es lo que realmente les permitirá seguir manteniendo el control.
A las sumisas… pues creo que aun mas decepcionante que un Amo déspota es una sumisa presuntuosa, que menosprecie el caminar de otra sumisa o banalice sus dudas y temores, que juzgue los errores de quienes no hemos tenido la fortuna de encontrar un Amo que permanezca a nuestro lado guiándonos.
No se trata de callar y soportar, se trata de recuperar la humildad al expresarnos, si tienes claras tus ideas porque quieres imponerlas a todos? Son TUS convicciones, permitamos que cada uno cree sus propias opiniones, respetemos a quienes no piensan igual, pero un respeto sincero, no hipócrita… y si alguien nos disgusta simplemente dejemos que siga su camino sin nuestra compañía, pero no caigamos abiertamente en discusiones estériles donde lejos de sacar una enseñanza terminemos simplemente destruyendo la imagen de alguien que quizás sencillamente cometió un error.
Somos una comunidad BDSM no somos la KGB ni la GESTAPO.
Seamos humildes en nuestro caminar, que el orgullo oxida las bases y aleja a quienes aun desde sus comienzos pueden hacernos crecer.


21 de mayo de 2010

Ella soy yo




Cuando el sol se coló por la ventana, encontró a Ella aún dormida… Costaba creer que allí en el piso duro y frío finalmente había conseguido descansar… pero era lo que se reflejaba en su rostro, la paz de quien duerme con la conciencia en silencio.

Su reloj interno comenzó a susurrarle que era hora de despertar y Ella se movía intentando que callara y robarse unos minutos más de descanso y silencio. Pero acabó abriendo los ojos…
Se quedó allí varios minutos, despertando, mirando los rayos de sol que entraban por la ventana, reconociendo el ruido de las calles, escuchando las voces de quienes caminaban calle abajo... Y sonrió… Por primera vez había despertado sin miedo.

Se estiró todo lo que pudo, hasta que dolía… Y sonrió al relajarse y sentirse tan descansada. Se levantó y fue al espejo…
Al igual que la ciudad, Ella también resplandecía, las pasiones debajo de su piel, los recuerdos de las sonrisas, incluso el tono de las lágrimas… Todos ellos contribuían para que al mirarse Ella comprendiera que había llegado el momento de seguir adelante…
Reconocía esos momentos, no era la primera vez que Ella caía en el camino, por eso sabia reconocer cuando llegaba la hora de avanzar…

Ya había llorado sus muertos, ya había perdonado sus errores… Y eso era lo mas difícil, perdonarse a si misma… Dejar de reprocharse… Dejar de culparse por sentirse sumisa, por necesitarlo, por desearlo, por esa búsqueda que había hecho y en la cual se había equivocado tanto.

Ella sabía que ahora venía la parte más dura, la más larga, la de mayor crecimiento y por eso también la más importante… Despedirse de El. Al menos de una parte…
Desde que apareció en sus sueños El había sido el ideal que Ella buscaba… En su mente estaba dibujada su silueta, y sus deseos se acoplaban con una precisión increíblemente seductora… todo cubierto con una piel de sentimientos que de apariencia frágil, era la fuerza y las bases… eran esos sentimientos los que dejaban huella. Y eran esas huellas las que ella había querido reconocer en el camino.

Había costado, mucho había costado pero cuando Ella miró su camino sin pudor, descubrió que no podía seguir aferrada a un sueño. Y El era un sueño, era un hombre sin defectos, era un Amo inexistente…
No se trataba de renunciar se trataba de hacer de su camino algo real, Ella era humana, lo veía en el espejo, lo sentía en sus caricias… era imperfecta, lo reconocían sus errores, lo confirmaban sus lagrimas… era sumisa y era valiosa….

El, no era el Amo que ella debía esperar… Había confundido las señales….

Ella le recordaba perfecto en sus sueños aunque nunca había visto su rostro, recordaba su mirada profunda e intimidante…. Y volvió a sonreír… Que distinto era todo cuando se encendían las luces y se “veía” de verdad.

El sólo era un espejo de sus propios deseos. Era la verdad…

El era su sumisión… no era un Amo quien le susurró que no abandonará su búsqueda, que esperara antes de rendirse. Era su sumisión, pidiendo no sentirse abandonada, luchando para no caer al olvido….
Ella durante muchos años había controlado tanto sus deseos, que su sumisión se hizo un sueño y se coló en sus pensamientos, se hizo piel y súplica… se hizo presente para recordarle que huir de su esencia la dejaba vacía…

Recordó lo que había leído hacía muchos años… “La hora más oscura es la que precede a la luz” Y la esperanza tomó su mano y le dibujó una sonrisa sincera…

Ella solo cerró sus ojos un segundo… pero no hacía falta mucho más… Al abrirlos el mundo ya no estaba de cabeza…


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Me miré al espejo de nuevo y reconocí mis ojos…
Todo había pasado… Ella era mi piel y mis sueños, mis deseos y mis esperanzas, mi protección y mi seguridad… Pero no sería nunca mi escondite….

Ella soy yo…

Verónica Sumisa… una mujer, sumisa, apasionada, soñadora y real…

Bienvenidos todos a mi nuevo hogar…

15 de mayo de 2010

Transforma la noche...


Ella suspiró… no tenía caso seguir intentando dormir.
Estaba agotada, las últimas noches no había hecho otra cosa que retorcerse entre las sabanas tratando de encontrar alguna posición medianamente cómoda que le permitiera relajarse, pero la cama tenia vida propia y parecía decidida a robarle sus sueños, las noches se hacían lentas y agotada se levantaba cada mañana, con el cuerpo pesado y la mente nublada.
El reloj que tenia en su mesa de noche, marcaba con firmeza las 2.21am… Ella bajó de la cama y fue hasta su ventana, aun envuelta en las sombras. En apariencia la ciudad dormía en calma, pero Ella sabía que la vida rugía aun en los rincones más oscuros y que esa calma en la que podía perderse no era más que el refugio del corazón de la ciudad, eran esas noches las cómplices de los amantes y los verdugos, eran las sombras las que cobijaban las lagrimas de los solitarios y las que inspiraban los versos de los poetas. Eran las noches las que purificaban la ciudad y le permitían un amanecer de colores vivos y calores que daban vida.
Así es mi vida – Pensaba ella mientras contemplaba las solitarias calles de la ciudad – oculto en las sombras mis verdaderas pasiones y reflejo solo la felicidad que esas pasiones me permiten.
Es mi alma sumisa la que vive en la sombras, oculta de quienes no saben apreciarla, escondida de quienes quieren aprovecharse… pero latiendo como mi propio corazón, dándome vida y aliento.
Seria posible el abandono?
En los últimos días se había encerrado y dejado abrumar por un montón de preguntas, dudas, situaciones y había decidido que lo mejor era abandonar ese mundo… El no era más que la personificación de un sueño infantil y la realidad era que en sus días Ella seguía sola… buscando con desesperación un rostro que no existía, un hombre que no llegaría.
Y cuando la frustración la abrumara, Ella se sentó y escribió una carta de despedida.
Ya no era feliz. Y abandonaba…
Ahora, en mitad de la noche, con una ciudad desnuda frente a ella, se preguntaba si ese abandono era posible aun cuando sabia que el camino al olvido no existe y que el camino hacia la indiferencia es doloroso y está lleno de incertidumbre.
Ella sentía vergüenza de si misma… de sus inicios y sus finales, de sus esperanzas puestas en la persona equivocada, de buscarlo a El en cada cuerpo, en cada sensación, en cada noche. Esperanzas inútiles, sueños burlados, círculos de vicio y de dolor que Ella lograba romper, pero que dejaban heridas dolorosas y cicatrices cada vez más difíciles de sanar.
Cuánto quisiera poder comenzar desde cero, sin la prisa del miedo, o de la desesperación, sin temor de abrazar la soledad…
Al mirar la ciudad, entendía que podía dejar que la oscuridad lo cubriera todo, pero aun así, las pasiones seguían vivas en medio de la noche…
Podía hacer silencio, pero solo conseguiría que los suspiros de sus deseos se escucharan con más fuerza.
Ella miraba la ciudad y las lágrimas corrían por sus mejillas con una suavidad que la acariciaba… Sentía la brisa fresca que rozaba su piel y poco a poco dejó caer su cuerpo al pie de la ventana. El frío del piso lejos de alejarla, le hizo sentir segura, abrazó sus rodillas y entonces todo fue incontrolable…
Las lagrimas comenzaron a desbordarla y Ella recordó noches prohibidas, sueños cumplidos, pasiones que inundaban sus sentidos… Allí, acompañando a la ciudad en su noche, Ella se atrevió a mirar como nunca antes las huellas que había dejado en el camino. Y lloró, de rabia, de dolor, de miedo, de súplica… Lloró por El, por su silencio, por su distancia, por su ausencia… Lloró por la fe que quería arrancar de su corazón, lloró por la fuerza con la cual su sumisión resistía y lloró porque las dudas iban cediendo espacio a la serenidad y por primera vez en muchas noches, ya no luchaba…
El sueño comenzó a llegar poco a poco, y Ella acurrucó su cuerpo en el piso y cerró sus ojos.
Sabía que al despertarse nada volvería a ser como antes…. Ella era la ciudad y la ciudad era su historia… Y en la noche a pesar de la calma, su corazón latía alimentado en la oscuridad por los amantes, los poetas y los locos que daban una parte de ellos en ofrenda a sus pasiones, a su esencia, como tributo a sus sueños y al alma que deseaban que siguiera viva… Y en el amanecer, la luz del sol iluminaba pero era la pasión que ocultaba la noche la que permitía que mas allá de la luz, resplandecieran las calles con los tesoros que se ocultaban, con las ofrendas y las sonrisas, con el placer, las perversiones, los sueños, la lujuria, la paz y el amor que se desbordaba en cada noche… Las lágrimas también limpian el alma, aun en los lugares donde la luz solo ha llegado en un reflejo.

Ella no volvería a ser como antes… Y era esa certeza la que dibujaba una sonrisa en su rostro al tiempo que su cuerpo, relajado y vencido encontraba finalmente el camino a casa…
Quizás si Ella dejaba de buscarlo... El vendría…

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