21 de mayo de 2010

Ella soy yo




Cuando el sol se coló por la ventana, encontró a Ella aún dormida… Costaba creer que allí en el piso duro y frío finalmente había conseguido descansar… pero era lo que se reflejaba en su rostro, la paz de quien duerme con la conciencia en silencio.

Su reloj interno comenzó a susurrarle que era hora de despertar y Ella se movía intentando que callara y robarse unos minutos más de descanso y silencio. Pero acabó abriendo los ojos…
Se quedó allí varios minutos, despertando, mirando los rayos de sol que entraban por la ventana, reconociendo el ruido de las calles, escuchando las voces de quienes caminaban calle abajo... Y sonrió… Por primera vez había despertado sin miedo.

Se estiró todo lo que pudo, hasta que dolía… Y sonrió al relajarse y sentirse tan descansada. Se levantó y fue al espejo…
Al igual que la ciudad, Ella también resplandecía, las pasiones debajo de su piel, los recuerdos de las sonrisas, incluso el tono de las lágrimas… Todos ellos contribuían para que al mirarse Ella comprendiera que había llegado el momento de seguir adelante…
Reconocía esos momentos, no era la primera vez que Ella caía en el camino, por eso sabia reconocer cuando llegaba la hora de avanzar…

Ya había llorado sus muertos, ya había perdonado sus errores… Y eso era lo mas difícil, perdonarse a si misma… Dejar de reprocharse… Dejar de culparse por sentirse sumisa, por necesitarlo, por desearlo, por esa búsqueda que había hecho y en la cual se había equivocado tanto.

Ella sabía que ahora venía la parte más dura, la más larga, la de mayor crecimiento y por eso también la más importante… Despedirse de El. Al menos de una parte…
Desde que apareció en sus sueños El había sido el ideal que Ella buscaba… En su mente estaba dibujada su silueta, y sus deseos se acoplaban con una precisión increíblemente seductora… todo cubierto con una piel de sentimientos que de apariencia frágil, era la fuerza y las bases… eran esos sentimientos los que dejaban huella. Y eran esas huellas las que ella había querido reconocer en el camino.

Había costado, mucho había costado pero cuando Ella miró su camino sin pudor, descubrió que no podía seguir aferrada a un sueño. Y El era un sueño, era un hombre sin defectos, era un Amo inexistente…
No se trataba de renunciar se trataba de hacer de su camino algo real, Ella era humana, lo veía en el espejo, lo sentía en sus caricias… era imperfecta, lo reconocían sus errores, lo confirmaban sus lagrimas… era sumisa y era valiosa….

El, no era el Amo que ella debía esperar… Había confundido las señales….

Ella le recordaba perfecto en sus sueños aunque nunca había visto su rostro, recordaba su mirada profunda e intimidante…. Y volvió a sonreír… Que distinto era todo cuando se encendían las luces y se “veía” de verdad.

El sólo era un espejo de sus propios deseos. Era la verdad…

El era su sumisión… no era un Amo quien le susurró que no abandonará su búsqueda, que esperara antes de rendirse. Era su sumisión, pidiendo no sentirse abandonada, luchando para no caer al olvido….
Ella durante muchos años había controlado tanto sus deseos, que su sumisión se hizo un sueño y se coló en sus pensamientos, se hizo piel y súplica… se hizo presente para recordarle que huir de su esencia la dejaba vacía…

Recordó lo que había leído hacía muchos años… “La hora más oscura es la que precede a la luz” Y la esperanza tomó su mano y le dibujó una sonrisa sincera…

Ella solo cerró sus ojos un segundo… pero no hacía falta mucho más… Al abrirlos el mundo ya no estaba de cabeza…


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Me miré al espejo de nuevo y reconocí mis ojos…
Todo había pasado… Ella era mi piel y mis sueños, mis deseos y mis esperanzas, mi protección y mi seguridad… Pero no sería nunca mi escondite….

Ella soy yo…

Verónica Sumisa… una mujer, sumisa, apasionada, soñadora y real…

Bienvenidos todos a mi nuevo hogar…

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