29 de abril de 2010

Génesis


“…Una sumisa tiene que ser el lugar de descanso, de refugio y de pasión de su Amo, tiene que ser el lugar al que su Dueño esté deseando volver para encontrar sus momentos inolvidables, su lugar de desconexión del mundo real y de conexión con sus instintos y fantasías, tiene que representar un lugar de confianza y en el que ser él mismo… la sumisa tiene que ser un lugar al que el Amo tiene que querer volver para SENTIR…”

Cuando Ella leyó ese párrafo, quedó paralizada ante la descripción de sus deseos. ¡Eso era lo que Ella quería ser para El!
¿Dónde estaba? Por qué estaba demorando tanto en volver…
Sabía que debían encontrarse pronto, sabía que si no le encontraba, las cicatrices que se acumulaban en su alma terminarían cerrando la puerta. Ella sintió miedo esa noche, tristeza y frustración por todas las emociones que quedaban enredadas en sus pensamientos, por los deseos de entregarse… Pero El seguía lejos…
Esa noche Ella estaba acostada en su cama… desnuda… pensando en las noches que había pasado esperándolo… En las veces que había creído encontrarle y en las lágrimas que había derramado al descubrir que los ojos en los cuales se miraba no eran los de El.
Y a la luz de la luna Ella Recordó…
Aun era una niña cuando le sintió por primera vez.
El llegó en sus sueños… Sereno y silencioso como los hombres sabios, apasionado e irresistible como el mejor de los amantes, Intimidante y seguro como los sádicos, tierno y dulce como los príncipes.
El la tomó en sus brazos y la alejó de su realidad, Ella asustada, luchó con fuerza por zafarse de su abrazo y recuperar la libertad, pero sin poder evitarlo sus ojos se cerraron y Ella se recostó en su pecho, dejando que el olor de El fuese invadiéndola, haciéndose parte de su aliento, de sus células, de su Alma… El la hipnotizaba y Ella se rendía.
El no le hizo daño… Las primeras noches sólo la observaba mientras Ella avergonzada trataba de cubrirse, sus escasas ropas la hacían sentir vulnerable y nerviosa, no podía levantar la mirada. El estaba allí, totalmente vestido… resguardando su rostro entre las sombras. Pero Ella se estremecía, no podía evitar sentir la mirada de El sobre sus carnes, su piel virgen, sus deseos confusos, su vergüenza.
Ella inexplicablemente sabía lo que debía hacer cada noche. Y de rodillas, en silencio, tomaba aquel trozo de tela que estaba a su lado y con calma se dedicaba a asear el piso del gran salón. El sudor corría por su frente y sus brazos dolían por el esfuerzo… Parecía una tarea de nunca acabar, pero ella no se negaba a cumplirla…
El volvía en sus sueños al menos una vez cada semana, Ella ya no tenía miedo… Pero se preguntaba ¿quién era El? ¿Por qué llegaba a sus sueños y se imponía de esa forma? Algunas noches levantaba un poco la mirada, pero El parecía demasiado imponente. No distinguía con claridad sus facciones, pero sentía que era hermoso… y temible.
Ella comenzó a esperar esos sueños, esas noches… con la rabia de quien se sabe perdiendo la batalla, con el deseo de quien necesita sentirse vencido. En su mente de niña El no tenía nombre, ni título, no tenía rostro… Pero en cambio tenía carácter… Tenía presencia y seguridad en el andar. Y Ella sentía que tenía algo más… PODER
Poco a poco Ella se sentía parte de ese salón, de ese miedo, de ese hombre… de ese silencio que los unía. Ella sabía que sus almas se hablaban, lo sentía… pero no lo comprendía. A momentos El aparecía de pronto detrás, Ella no le veía, pero su presencia era tan imponente que cerraba sus ojos, temerosa y ansiosa. El acariciaba sus cabellos, olía su perfume y se alejaba en silencio… Cuando Ella abría los ojos… El ya no estaba en sus sueños y Ella, totalmente sola miraba a su alrededor una realidad donde El no la acompañaba.
Una noche Ella esperó que El se acercara, sintió sus manos grandes y fuertes rodear su cintura y levantarle en el aire sin esfuerzo, sintió como El la apretaba contra su pecho mientras su cara se hundía en sus cabellos y el calor de su aliento la estremecía.
Ella inesperadamente se volvió a El y por primera vez quedaron frente a frente…
Sorprendido El la sujetó con fuerza y la atrajo hacia su pecho… Pero Ella comenzó a resistirse como nunca, cansada de silencios, quería exigirle que le hablara, quería saber la historia detrás de esos sueños que cada día se hacían más necesarios para Ella. Comenzó a gritar y a moverse, El no quería hacerle daño, trataba de inmovilizarla, aunque le divertía, y Ella al verle sonreír luchaba aun con más fuerza… Y entonces esa noche cambió todo… El se acercó a su rostro y la besó.
….Ella intentó seguir forcejeando pero le dolía la firmeza de sus manos en la piel, entonces se rindió, había dejado de moverse y en cambio dulcemente se entregaba al beso de ese hombre sin historia y sin palabras, que había llegado de la nada y que la poseía con una pasión desconocida. Sus lenguas se acariciaban con suavidad y sus cuerpos se acoplaron como las mitades de una misma alma.
De pronto ambos entendieron que eso no debía pasar… Ella aun tenía alma de niña y aunque su esencia ya comenzaba a despertar, aun debían pasar muchas noches antes de poder rendir su voluntad a su Señor.
El detuvo su beso, Ella con sus labios enrojecidos y húmedos, gimió suplicando… El la abrazó con fuerza y susurró en su oído una sola palabra… “Espérame”
Ella gimió incontrolable al sonido de su voz… y se aferró a su pecho, cerró los ojos con fuerzas y respiro profundo para que su olor la embriagara, para que se hiciera parte de Ella.
Cuando abrió los ojos El no estaba. Ella abrazaba con fuerza su almohada, sola… Fue la primera noche que lloró por El
Ella esperó cada noche que volviera… pero el tiempo pasaba y las noches se hicieron monótonas y frías. Ahora soñaba tonterías como todas las adolescentes… De pronto ya no recordaba con exactitud sus sueños… el rostro del hombre que tanto había esperado, se había confundido con las sombras, había olvidado los detalles de aquel salón, pero no olvidaba su mirada… su fuerza… su imponente presencia.
Algunos días mientras Ella compartía con sus amigas la brisa traía el perfume de El y entonces se quedaba silenciosa y pensativa, quería pensar que todas esas noches no habían sido mas que experiencias previas a su propio desarrollo, quizás eso le pasaba a todas las adolescentes.
Nunca le contó a nadie sus sueños. De alguna forma siempre supo que ese debía ser su secreto.
Pero Ella y El formaron parte del mismo ser al principio de los días y sus almas se reencontraron en esas noches en las que Ella se rindió y a pesar de su juventud e inocencia se entregó a la voluntad de El con convicción.
Ella creció y poco a poco fue dejando sus deseos debajo de las normas sociales. Escondidos debajo de sus sueños, queriendo olvidarlos y disfrazarse de mujer realista y moderna. Sintiendo que a momentos palpitaban molestos y protestaban. Pero confiaba poder mantenerlos firmes en el olvido.
El volvió a su mundo… y siguió librando sus batallas, aprendiendo del enemigo, fortaleciendo su carácter con cada derrota. Sabía que debía encontrarla de nuevo. Sólo debía ser paciente.
Ella comenzó a vivir, su piel comenzó a despertar y sus deseos comenzaron a protestar con voz fuerte… en silencio comenzó a recordar aquella noche… y le buscaba… en los besos de los jovenzuelos ansiosos e inexpertos, en las caricias prohibidas de unas manos frías e inseguras… En los orgasmos fingidos y en los cuerpos vacíos que compartían su cama.
Cada vez sus sueños volvían con mas fuerza.. La frustración de las noches incompletas le recordaba que estaba escapando de su destino, que estaba perdiendo su rumbo.
Ella estaba confundida, algunas noches, algunos sueños… un hombre… El siempre parecía decirle algo pero despertaba pronto y le era imposible recordarlo. Algo hacía falta… y una noche cuando un amante oscuro se hizo espacio en su cuerpo Ella recordó la nota que faltaba de ese pentagrama.
Cuando cerró sus ojos para concentrarse en el placer que como siempre era lejano, El volvió a su lado, como aquella noche, para susurrarle en su oído con suavidad y una firmeza absoluta…
“Espérame”
Y Ella supo que no había vuelta atrás… Esa noche aunque su cuerpo no estuviese presente, aunque aun no le viese, aunque no pudiese tocarla… De forma inexplicable El había vuelto.

3 comentarios:

Coram dijo...

Es el primer comentario de tu blog? Vaya... Me encanta! Besos.

alexia {All} dijo...

Me gusta verte de vuelta.
Un gran beso de canela

M.M.S dijo...

Placer al leer tu historia, algo tan delicado tan sublime, tan sutíl y dulce como debe ser la sumisión. Y esa espera, un regalo.
Un regalo has hecho entrando en mi blog. Gracias, él o ella, eres una persona encantadora

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