Divagando

En mi búsqueda del equilibrio, me detuve a pensar en esa forma tan característica que tengo de sentir las cosas.
La pasión, la intensidad y la fuerza que nace en mí con cada acto, la entrega en cada paso que doy, el ímpetu con el que quiero comerme el mundo y construir mi mundo.

Algunos días confieso que se me ha hecho pesado, he querido ser menos complicada, mas superficial… pero se que no puedo… mi propia esencia es fuerte y apasionada y creo fervorosamente en lo que hago.
Defiendo mis pensamientos, defiendo mis pasiones, defiendo mi mundo, defiendo lo que creo y donde camino.
Si cambiara eso, destruiría lo que soy y terminaría vacía… alienada a un mundo en el que no quiero vivir.
No hay nadie, Amo, amante o amigo que me haga cambiar eso… Esa es mi verdad.

Pero también se que no puedo seguir como un caballo indómito por el mundo… Justificando mis actitudes, sin oír razones y permitiendo que me controlen los impulsos… porque corro el riesgo de herirme o herir de nuevo. Y eso no me hace feliz.

Es ahí donde quiero sentir que las riendas de mi Amo me sujetan, que guían mi fuerza, que le abren camino a mi pasión.
No se trata de dejar de sentir, no se trata de ser menos complicada, se trata de ser sensata, de ser paciente, de no permitir que pequeñas situaciones se roben mi paz.
Se trata de mantener mi mente centrada en las cosas importantes, se trata de dar pasos quizás cortos, pero firmes, se trata de canalizar todas mis emociones de forma que construyan mi puerto seguro y no que destruyan mi camino.

Sí, se que el trabajo debo hacerlo yo… sería tonto querer que llegue un Amo y con dos toques de su varita mágica (o su látigo mágico) haga que yo controle mis emociones y mis pasiones.

Pero en el camino a la esclavitud no debe mi Amo hacer que mi mente vaya dejándose gobernar por sus deseos poco a poco? Y ese “dejarse gobernar” no significa también servirse de mis cosas positivas para ir mejorando las negativas?
Ahí es cuando digo que no es bueno dejarme sola con mis pensamientos… mi mente tiene vida propia y brazos largos y a la deriva con ellos a veces toman el camino equivocado.
Y no se trata de dominar vestida de sumisa…

Siempre he creído que mi cuerpo, mi sexo… son algo que no me es difícil entregar, porque tengo una recompensa inmediata en el placer o el dolor que me hacen sentir viva y Suya.
Pero mi mente quiere gobernarse sola, entrega lo más sencillo y pocas veces le permite ir mas adentro, se resiste, se cierra, hace preguntas constantes y busca para todo las respuestas inmediatas.

A mi voluntad le cuesta ceder y abandonarse en Sus manos… Por miedo a lo desconocido, por miedo a esa desnudez del alma que nos deja frágiles y vulnerables, por miedo a abrir cicatrices o por miedo a que se hagan nuevas heridas.

Pero ahí en esa resistencia es donde quiero sentir que me estremezco, donde quiero sentir que se impone con fuerza Su voluntad, ahí es donde quiero sentir Su mano de hierro en un guante de seda que sujeta mi mano y a pesar de mi misma no la suelta. Es ahí donde quiero al pasar de los años mirar atrás y sonreír al verme vencida.

No se trata de cambiar quien soy... se trata de aprender...

No es un camino corto…

Solo debe preguntarse si es un camino que vale la pena…