No podía apartarlo de mi mente… la suavidad de su lengua, su cuerpo retorciéndose de placer, nuestros pezones rozándose en una caricia prohibida, nuestros gemidos ahogándose con cada beso… los pliegues de su entrepierna, suavemente húmedos, tentadoramente abiertos…
Lo había olvidado, o para ser mas honesta, lo había bloqueado… cada recuerdo, cada deseo, cada sensación había quedado sepultada debajo de los sinsabores y las lagrimas, ocultos por el peso de la desilusión y la culpa. Me había negado durante mucho tiempo la oportunidad de sentir con libertad, el cielo de mi mundo no era infinito, mi realidad tenía un bosque prohibido, alejado de todo… olvidado… pero no muerto…
Y la llave era el amor…
La confianza ganada y no impuesta, una seguridad que se afianza en detalles, que no se pierde en fantasías… una confianza sin prisas.
Mi primera vez con una chica fue una experiencia exquisita…. Tan íntima, tan llena de complicidad, tan excitante… y que además me abrió a las puertas a conocer desde adentro esas relaciones donde la confianza de la pareja permite invitados… yo era la invitada y sentía admiración por ellos… parejas que me dejaban entrar en sus vidas mas allá de la cama… y nacía una amistad que era increíblemente deliciosa, autentica, sin temores ni restricciones. Cada quien con cada cual…
Pero nada es perfecto… y cuando fui pareja y cuando tuve invitados, el resultado no fue el mismo. Mi admiración hacia quienes me dejaron entrar en sus vidas de pareja crecía de la misma forma que mis temores. La incertidumbre se volvía angustia y luego vivía la triste certeza de estar de más.
Entonces enterré en el bosque prohibido todos esos deseos y sensaciones… y cerré las puertas que lo rodeaban… “terreno peligroso” colgaba de la verja y el óxido encontró hogar en las cadenas que me protegían de una historia donde no había conseguido un final feliz a pesar de repetir el capítulo varias veces.
El tiempo pasó y mi historia siguió su curso...
Cuando El llegó, recorrió con calma cada rincón de mi mundo, pasamos cerca del bosque prohibido, El vio las señales de advertencia, pero no dijo nada, no hizo preguntas… sencillamente fue paciente, hasta que una noche le conté la historia y finalmente El supo que era lo que yacía en ese rincón prohibido. Contrario a todos, El escuchó atento y cuando pasábamos cerca de ese lugar se cuidaba de no dejar que viejos temores nublaran mi cielo.
Hace algunos días tuvimos una conversación muy franca sobre ese tema… Involucrar otra chica… Le conté de mis temores, pero también de mi decisión de vivir mi presente y no de preocuparme por un futuro que es incierto. Sus respuestas fueron claras, llenas de sinceridad. Hablamos sin adornos, sin protocolos y el resultado aun me tiene exquisitamente sorprendida.
La seguridad que me hace sentir ha hecho que sin darme cuenta me vaya acercando a mis recuerdos y mis deseos… las cadenas oxidadas están ahora en el piso y las verjas abiertas invitan ahora a recorrer el bosque sin temor.
No significa que estemos buscando una chica para que sea parte de nuestra relación, no significa tampoco que desperté y dejé de preguntarme “que pasaría si…” No significa que mañana El llegará y disfrazándose en su Dominación, excusándose en ser mi Dueño impondrá una "hermana" para así tener una excusa y acostarse con otra. El no necesita hacerlo. Es solo que ya no está prohibido fantasear con una chica acompañándonos… ya no me invade la angustia al pensar en ese tema y en lugar de hacerme preguntas sin respuestas dejo que mi realidad vaya respondiendo a mis dudas y desde que estamos juntos las dudas siempre han terminado sin nada que decir, sofocadas por una relación que se va construyendo sin prisas pero sin pausas.
Me gusta… porque la verdad, mi bisexualidad es algo que disfruto, pero necesitaba sentirme muy segura y muy amada antes de volver a permitirme pensar en eso. Porque no quiero otro hombre para quien yo sea solo un puente que le une a fantasías y morbo… no quiero sentirme obligada a cazar una mujer y sentirla competencia y no cómplice… no quiero volver a sentir que estoy sobrando…
Y El lo deja claro… nuestra relación es de dos… nuestros juegos pueden ser de 3, de 4, de 10… pero al final, cuando la mañana amanece en nuestro mundo El busca mis brazos para reposar, mis caricias, mi presencia… mi amor…
Mi Señor… Su amor era la llave de mi libertad. Gracias por la seguridad de sus palabras, por la realidad de su presencia, por la claridad del camino que nos une. Gracias por sostener mi mano con firmeza por confiar en mi, por no tener prisas, por respetar mis sentimientos, por enseñarme que estamos juntos y demostrarme que soy realmente importante en su vida.
Finalmente alguien me quiere por quien soy, no por lo que ofrezco…
2 comentarios:
Linda, quiero compartir un premio contigo recogelo en mi blog.
Un beso
Yo también te dejo un regalito en mi blog verónica, saludos y un besito.
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