Soy libre... Soy Suya...

Me asomo a la ventana y dejo que me envuelva el silencio que ha acompañado este rincón por tantos días… No es un silencio de renuncia, ni de abandono… Es un silencio de paz.

Creo que soy una sumisa diferente… idealista… y creo sin lugar a dudas que la sumisión debe ser el camino a la libertad plena y no a la resignación absoluta.

Mi libertad conlleva a sentir que todas mis facetas se encuentran satisfechas y no es solo liberar a la sumisa que soy porque cuando así sea, ella tomará de la mano a la mujer, la amiga, la amante, la cómplice y querrá que todas salgan a bailar y a disfrutar la libertad.

Es por ello que cuando me dicen que debo mantener a raya los sentimientos en una relación BDSM, es pedirme que escoja a una sola de mis facetas y le deje libre... Mientras las demás contemplan a través del cristal una libertad que no pueden disfrutar.

Y es cierto, el amor no es egoísta y las facetas que se quedan allí dentro sonreirán contentas porque al menos una de ellas es feliz, pero no podrán apartar de su mente la pregunta “Cuando nos tocará a nosotras?” y no se trata de envidia, sino del deseo natural que tenemos de ser felices. Igualmente, la sumisa que danza libre y disfruta, siempre sentirá una sombra de tristeza porque una parte de ella misma sigue presa, encadenada junto a sus hermanas y ella tendrá miedo de que en algún momento le toque ser feliz a alguna otra y ella deba volver a su prisión, al frío del piso, a las cadenas que la hieren.

En algún momento cada una de ellas ha sido libre y ha intentado desde su felicidad hacer libre a las otras, pero el resultado siempre ha sido duro, se han visto rechazadas y devueltas a la celda, como si anhelar esa felicidad fuese un grave error.

Y es por eso que se tomaban de la mano y juntas esperaban… comparten los mismos sueños y los mismos recuerdos, han dado juntas los mismos pasos y desechar a alguna para que las otras tuviesen mas oportunidades era realmente impensable para mi.

Cada una de esas facetas me complementa… Soy yo… Es mi esencia….

Esa esencia que entrego con pasión, locura y cordura. (Aunque a veces olvido esta última)

Confesándome diré que solo soy una mujer que buscaba sentirse amada, en todas las facetas, incluida por supuesto la sumisa. Eso me deja fuera de lo que muchos piensan que es el BDSM, y estoy conciente, pero no me preocupa.

Cuando lo entendí dejé de temer y cuando dejé de temer… Alguien abrió la puerta de mi habitación, entró en ella y se sentó con una sonrisa del tamaño del sol e iluminó cada rincón… con él, trajo ciertas cosas que aun faltaban para decorar y ahora emprendo una aventura que ya ha logrado cambios que nunca imaginé.

Hablar de El es entrar en un mundo donde el BDSM es parte del paisaje pero no es el centro de todo… Los pilares de nuestro mundo somos nosotros… dos personas con deseos, necesidades y pasiones, con una historia por contar y una historia por escribir, con El, siento que cada faceta es libre y ahora corren felices y disfrutan del paisaje. En cada momento le contemplo a El... sonriendo, con sus ojos hermosos y su voz acariciándome…. Y su sonrisa…

Hoy amo sin restricciones, no encasillo mis sentimientos, ni obligo mis sensaciones.

El BDSM ha pasado a tener un protagonismo distinto en mi vida… pero mi entrega y Su presencia han pasado a ser parte de todo.

“Creo que soy una sumisa diferente… idealista… y creo sin lugar a dudas que la sumisión debe ser el camino a la libertad plena y no a la resignación absoluta.”

Hoy soy feliz...