Descubrí que era una mujer sumisa en Barquisimeto, en un hotel de mala muerte con un casi desconocido que me momificó y luego me regaló el primer mejor orgasmo de mi vida.
El paso lógico (para mí) después de ese día fue leerme todo lo que había sido publicado respecto al tema. Desde blogs de sumisas complacientes hasta estudios que hablaban sobre el dolor y el placer y lo adictivo que podía resultar una relación que los mezclara. Pasando, claro está, por toda la pornografía de ese estilo y que me ayudaba a ir descubriendo mis gustos de forma indirecta.
En el camino y sobretodo después de leer varios blogs sentí que para lograr ser una sumisa de verdad debía enfocar mis energías en encontrar a “Mi Amo”.
Valga aclarar que el Amo que una sumisa principiante espera encontrar es un ser mitológico que mezcla un dios Griego, un Demonio sexy y un multimillonario pervertido que además es tierno, inteligente y con una especialización en “Relaciones de poder que generan vínculos emocionales y las posibilidades estadísticas de construir relaciones duraderas y estables en el S.XXI”
Yo también soñé eso… de hecho, es el Príncipe azul 2.0…
El primer obstáculo para encontrarlo fue mi propia realidad… Vivía con mi familia (somos 8 en casa + las mascotas) y dormía con 2 hermanas y una sobrina pequeña en la misma habitación, por lo tanto las relaciones en la distancia eran algo complicadas ya que las posibilidades de sexo virtual eran escasas y ¿cómo demuestra una sumisa su entrega sino es a través de sexo, fotos eróticas y las tetas marcadas con las iniciales del Amo?
El segundo obstáculo fue mi país… Venezuela antes de las 50 sombras de Grey era un país de machistas que no tenían la puta idea de lo que es el BDSM y sus protocolos, límites y símbolos. (Ahora es igual, pero al menos saben qué simboliza un collar) Decía con frecuencia que el problema es que yo era tan inquieta que me había escapado del bolsillo de Dios y había caído en el país equivocado porque todas las sumisas que conocía eran de Argentina, México o España. Por tanto llegué a considerar que la opción para encontrar mi Amo ideal era mudarme de país.
Pero lo más complicado sin duda fue lograr que el Amo que buscaba dejara de ser una figura de la mitología y se convirtiera en alguien real con virtudes y defectos, humano e imperfecto.
Eso pasó a golpes y porrazos… descubrí que para muchas sumisas la entrega no es un camino, sino un vía crucis lleno de dolor y de pena, regado con lágrimas y donde la entrega se convierte en un sinónimo de silencio y obediencia ciega. Es casi una vocación religiosa…
Para otras ser sumisa es sexo desenfrenado y perverso, muchas fotos porno y miles de posteos diarios sobre lo caliente que estás y las ganas que tienes del Amo…
Y están las raras como yo… un pequeño porcentaje de las sumisas actuales que piensa que estas relaciones se basan en el aprendizaje constante, en la lealtad, el respeto y el cuidado del otro. Se adereza con sexo y morbo, se riega a veces con lágrimas pero se mantiene firme a través de la alegría y las risas. No podría tener una relación con un hombre que no me hiciera reír o que no me generara admiración.
Ayer una sumisa dijo que yo era una persona que destruía sueños y aunque la frase me golpeó fuerte, creo que es verdad. Yo destruyo sueños... Porque la vida no está para que la soñemos en la seguridad de nuestras camas sino para que salgamos a vivirla asumiendo el riesgo de morir un poco cada día... Los sueños son una idealización absurda que muchas veces le quita belleza a lo real... Nadie sueña con besos llenos de arrepentimientos después de los errores, nadie sueña con perderlo todo y levantarse a conquistar de nuevo la vida, nadie sueña con perder o que lo abandonen pero a veces necesitamos esas experiencias para luego valorar aquello que sin ser perfecto es real y permanece.
Yo destruyo sueños porque necesito construir realidades... Los sueños para mí son ideas que me abrazan pero que tarde o temprano al despertar desaparecen dejándome una sensación de vacío y soledad.
Querida sumisa que me lees, el Amo perfecto no existe y las relaciones perfectas tampoco. Si quieres algo debes esforzarte para conseguirlo y eso significa aprender a ceder, a respirar, a perdonar, incluso a chuparte un par de limones de vez en cuando porque las cosas no salen como tu lo esperas. Debes entender que el Amo es un hombre y por tanto susceptible de cometer errores, si sales con un hombre que no comete errores ten cuidado… Quizás no sea real…
Yo destruyo sueños porque necesito construir realidades... Los sueños para mí son ideas que me abrazan pero que tarde o temprano al despertar desaparecen dejándome una sensación de vacío y soledad.
Querida sumisa que me lees, el Amo perfecto no existe y las relaciones perfectas tampoco. Si quieres algo debes esforzarte para conseguirlo y eso significa aprender a ceder, a respirar, a perdonar, incluso a chuparte un par de limones de vez en cuando porque las cosas no salen como tu lo esperas. Debes entender que el Amo es un hombre y por tanto susceptible de cometer errores, si sales con un hombre que no comete errores ten cuidado… Quizás no sea real…
Y si en la primera tormenta decides abandonar el barco, quizás en el fondo no querías hacer ese viaje. No me disculpo por romper sus sueños porque en realidad se abrazaban a un imposible, prefiero quitar esa ilusión y sembrar algo que perdure, que crezca y dé frutos.
Soy así, sumisa imperfecta, descalza y real… también asesino sueños porque a veces te olvidas de vivir por soñar…